¡Se acerca el otoño y esto solo puede significar una cosa!, los chapulines llegaron y es momento de disfrutarlos. Estos pequeños insectos, repudiados por muchos y amados por unos cuantos se ofrecen a nosotros como deleitantes bocados.
Para los agricultores son una plaga para las plantas, sin embargo para otros la cosecha de estos inquilinos indeseados da un giro de 360º, donde se desbordan y multiplican estos personajes en la creación de suculentos platillos regionales.
En esta obra culinaria donde exceden los actores principales, inician su puesta en escena de primavera a verano los majestuosos chapulines grandes; sin embargo para el otoño la escena cambia y los representantes se vuelven los elocuentes chapulines pequeños, afamados y preferidos por muchos gracias a su discreción ya que usualmente no generan un impacto visual.
La obra se presenta en el Valle de México y en los estados de Chiapas y Oaxaca, allí es donde se aprecian principalmente los distintos sazones. Después de la colecta los chapulines se lavan y se cuelan para ser separados de impurezas, posteriormente se cuecen en agua con sal, en esta parte del proceso usualmente también se agregan ajo y limón, entonces se dejan secar ya que de esta forma se pueden conservar por un mayor tiempo. Tras el proceso de purificación, los chapulines toman un color rojizo y es entonces donde comienza la experiencia gastronómica.
No solo los podemos encontrar al mojo de ajo, también se preparan adobados, salados o enchilados. Se pueden consumir en algunos restaurantes como platillos exóticos, pero su presencia es mas vistosa y abundante en salsas, tacos y quesadillas al adentrarse en los mercados regionales donde colores, olores y sabores se intercalan creando muestras tradicionales de alimentos que exponen las riquezas gastronómicas de cada localidad. Sin embargo, la forma mas popular de encontrarlos a la venta, suele ser en la calle y a entrada de dichos mercados, en cubetas y tarjas donde rebosan y se desbordan, es allí donde los puedes adquirir de forma individual tan solo para probarlos, en pequeñas porciones para comer en el momento o por kilo para comer con calma en casa.
El reto es emprender esta aventura, probar algo nuevo y no perderse de estos peculiares insectos que han deleitado paladares de chicos y grandes desde tiempos prehispánicos, hasta nuestros días.
El chapulín forma parte de las 549 especies de insectos comestibles de México, y son una gran fuente proteínica para el cuerpo humano al tener aproximadamente el doble de contenido de proteínas que la carne roja; sin embargo debido a distintos tabúes no se ha sabido aprovechar su uso gastronómico. Al ser ricos en proteínas, ácidos grasos, fibras y micronutrientes como hierro, magnesio y zinc, se les ha considerado como un factor de gran importancia que ayudará a enriquecer y fortalecer a los niños que se encuentren en estado de desnutrición, debido a ello la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ha resaltado que esta fuente de proteínas podría ser la herramienta para combatir el hambre del mundo.
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